
Cuando se afecta la salud se afectan cosas muy importantes en la familia.
Hemos visto en nuestra carne cómo los virus tienen un poder insospechado, derrumban a todos y cada uno de los miembros del hogar sin poder hacer otra cosa que implorar a la Providencia que tantos males pasen rápido y que el cuerpo pueda reestablecer su equilibrio con prontitud.
Sin embargo, en el proceso de entender porqué nos enfermamos, no puedo ceder a la tentación de esculcar en el trasfondo de ella algo que me posibilite ver nuestra participación a la hora de permitir que la enfermedad se apropie de la salud familiar.
Encuentro desacuerdos, incertidumbre, frustración, pero más que todo ello rendición ante las dificultades. Detrás de ella, escondidas, se dejan ver la desesperanza, la falta de amor y la desconfianza, lo cual destruye sin apuros la base del hogar.
En silencio, la mala hierba crece ahogando las posibilidades de aquel árbol de fruto apreciable, y justo en aquel momento, la caída de las hojas y una cosecha que no llega son síntomas de su profundo debilitamiento.
No podemos desconocer que cuando se afectan cosas tan importantes en la familia, aparece el agotamiento y con ello, también, la falta de salud.
posted by Vaso dispuesto @ 9:19 a. m.,